Los pejores tipos de placas de cocina en Electro Premium

Si hay algo que no puede faltar en ninguna cocina que se precie, ya sea profesional o del hogar, es una buena placa de cocina. Seguro que ya has oído hablar de las más comunes, a gas, eléctrica, de inducción…

Pero a lo mejor no te has planteado algunas cosas a tener en cuenta antes de elegir la tuya, como que por ejemplo las placas de cocina a gas permiten regular la llama a un punto exacto permitiendo un control más exacto y normalmente son las que eligen los cocineros más expertos, porque dan un sabor especial a la comida, o que las placas eléctricas y vitrocerámicas son más prácticas y fáciles de limpiar y que las de inducción son las que cocinan en menos tiempo.

Para despejar todas las posibles dudas que puedan surgir, vamos a hablar de todos estos temas a continuación.

Placas de cocina a gas

Hasta hace unos años eran las de gas eran las única placas que podíamos encontrar si queríamos tener una cocina moderna, pero con el paso del tiempo se han ido quedando obsoletas y prácticamente no se instalan en cocinas nuevas, porque el hecho de tener que manipular bombonas de gas butano y llevar una conservación de las gomas, las hacen más peligrosas.

A pesar de esto hay muchas personas que las siguen prefiriendo a las modernas alternativas que el mercado pone a nuestra disposición, y también hay que decir en su favor que por ejemplo ahora pueden funcionar a gas natural, lo que las hace más prácticas y seguras que las de gas butano. Si se pone una cocina de este tipo y se llevan al día las revisiones por parte de un técnico acreditado, los peligros son bajos.

Normalmente los cocineros profesionales prefieren este tipo de placa, y es que tienen muchas ventajas, por ejemplo permiten controlar el punto exacto de fuerza de la llama, el calor se reparte perfectamente por toda la superficie de la olla o sartén, tienen un inicio instantáneo con todo el calor para el cocinado, sin esperar y son más económicas.

Placas de cocina vitrocerámicas

Este tipo de placas son de las que más solemos ver en las cocinas hoy en día, muy fáciles de limpiar, cómodas y seguras de usar. Hacen uso de la electricidad para funcionar y también hay que tener en cuenta que tardan un poco más en calentarse y que la distribución del calor no es tan uniforme como en el caso anterior.

Las placas de cocina vitrocerámicas tienen unas fuentes de calor eléctricas que están en la parte baja y que mandan calor a la zona seleccionada por nosotros en su panel de control.

Placas de cocina de inducción

Las placas de inducción cocinan gracias a un campo magnético que se crea entre el recipiente de cocinado y el fuego. Lo que se calienta es el recipiente y no la superficie en la que lo apoyamos, es decir, la placa.

Esto tiene muchas ventajas, como por ejemplo que podemos limpiar la cocina justo después del cocinado, y que no hay apenas riesgo de quemarse. Otro punto positivo es que si caen restos de comida o líquido sobre la placa, no se queman, como si pasa con las vitrocerámicas.

Son el tipo de placa de cocina más rápida y además consumen mucha menos electricidad que las vitrocerámicas.

Como punto negativo, estas placas necesitan ollas y sartenes de hierro o acero con base uniforme, y normalmente su precio es mayor.

Placas de cocina modulares

Este tipo de placa como su propio nombre indica, están compuestas por módulos que pueden tener tamaños de entre 36 y 58 cm de ancho y con zonas diferenciadas, normalmente de gas, inducción, wok teppanyaki o vitrocerámica.

Placas de cocina eléctricas

Este tipo de placas pueden ser un muy buen complemento a la placa de cocina fija que tengamos, o también incluso convertirse en un sustituto en algunos casos.

Normalmente vienen compuestas por unas placas de hierro fundido que se calientan gracias a resistencias que llevan en su interior. Son baratas y nos pueden sacar de más de un apuro, pero eso sí, consumen bastante energía eléctrica.